Si acabas de ser mamá y ves que tu cuerpo y tu aspecto no tienen nada que ver con lo que eran, no te preocupes. Hoy te traemos algunos trucos para que, con un poco de esfuerzo y una actitud positiva, puedas volver a tener tu aspecto habitual.

Los primeros días… Justo después de tener a tu bebé puedes usar una faja postparto un par de horas cada día. Éstas ayudan a modelar el cuerpo y a perder peso pero, lo más importante, es que te van a ayudar a sentirte segura acomodando tus órganos y manteniendo tu piel firme sin que se mantenga suelta..

A las dos semanas… Pasado un tiempo moderado al parto, puedes empezar a hacer ejercicio. Os recomendamos los “Ejercicios de Kegel” que consisten en hacer una repetición de movimientos hasta 10 veces: solamente tienes que relajarte, contraer los músculos de la vagina durante tres segundos y luego aflojar. Ah! Y recuerda de no hacer presión ni en el estómago ni en la espalda.

El mejor momento para empezar una rutina de ejercicios un poco más dinámicos después del parto varía mucho de una mujer a otra. Muchos obstetras sugieren esperar de cuatro a seis semanas después del nacimiento del bebé.
En este momento y , tras la supervisión médica, ya puedes añadirle a tu rutina física unos ejercicios más potentes como abdominales, flexiones y/o entrenamientos fitness.

Con constancia conseguirás que tu figura vuelva poco a poco a lo que era antes. Pero no debemos olvidarnos de otros factores físicos que aparecen con la maternidad y que queremos eliminar a toda costa.

Las estrías… Son una alteración de las fibras conjuntivas de la dermis, la capa media de la piel, producidas por la ruptura de las fibras de colágeno y elastina, responsables de dar soporte y sostén a la piel. Con otras palabras, se dan en una membrana muy delicada que tiende a dañarse con mucha facilidad cuando la piel se extiende o se restringe en un corto periodo de tiempo. ¿Qué debes hacer? Empezar a tratarlas en el momento en que salen. ¿Cómo? Usando ropa holgada, bebiendo mucha agua e hidratando la piel con productos específicos de calidad.

La flacidez… La flacidez es la falta de tono muscular en el abdomen y la zona lumbar, acompañado por una falta de elasticidad en la piel. Para combatirla, debes tonificar los músculos y aplicarles una crema reafirmante dos veces al día. En este sentido una de las partes que más sufre durante el embarazo es el pecho. Por ello, en cuanto termines la lactancia, dedica un ratito diario a aplicar productos reafirmantes en esta zona.

La celulitis… Todas las mujeres le tenemos pavor. Avanza en silencio y se intensifica durante el embarazo. ¿Qué hacer? Ante los primeros síntomas debes aplicarte buenos productos anticelulíticos e hidratar la piel constantemente mediante masajes. Ah! E intenta eliminar de tu dieta las grasas saturadas. ¡Notarás la diferencia!

Teniendo en cuenta estos consejos verás, como en poco tiempo, te volverás a reconocer en el espejo.

Hacer deporte se ha puesto de moda. De hecho, en esta época del año cada vez es más la gente que incorpora el deporte en su rutina diaria. Una de las cosas que debemos tener claras cuando empezamos o retomamos una actividad de este tipo, es la aparición de las agujetas.

¿Qué son las agujetas?
Se definen como un fenómeno de dolor o rigidez muscular que se produce un día o dos después de haber practicado actividad física.

¿Por qué tenemos agujetas?
Las agujetas se producen cuando hacemos un esfuerzo al que nuestros músculos no están acostumbrados. Por ejemplo, cuando empezamos un nuevo programa de ejercicios, cuando cambiamos la rutina o modificamos la intensidad y/o la duración de nuestros ejercicios físicos.

¿Cuándo duelen más?
Las agujetas duelen más cuando hacemos movimientos que hacen que el músculo se contraiga con fuerza mientras se alarga. Un ejemplo seria bajar escaleras, correr cuesta abajo o hacer sentadillas.

¿Dónde tenemos agujetas?
Las agujetas pueden darse en todo el cuerpo. Aunque es más probable que se presenten en los grupos musculares grandes como los pectorales, los glúteos, los cuádriceps o las lumbares ya que cuentan con más fibras musculares.

¿Cómo prevenirlas?
Queda demostrado que es imposible prevenir las agujetas, aunque sí que se pueden reducir.

¿Cómo reducirlas?
Podemos reducir notablemente las agujetas haciendo un calentamiento completo antes de empezar a hacer ejercicio; progresando y aumentando de forma gradual el tiempo y la intensidad de los ejercicios; realizando estiramientos suaves después del entrenamiento; tomando mucha agua y siguiendo una alimentación correcta.

Otros consejos…
Podemos complementar estos consejos con masajes musculares, baños de hielo, ejercicios de yoga o algún ejercicio aérobico. En caso de tener dolores fuertes, puede hacerse uso de algún antiinflamatorio como el ibuprofeno, para reducir el dolor.
Aunque apuntad el mejor consejo de todos: descansar y esperar a que vuestro cuerpo se recupere de manera natural. El dolor desaparece entre los tres y los siete días.

Cuando hacemos deporte esperamos sudar. De hecho, nos encanta sudar porqué es sinónimo de ponernos en forma, de estar haciendo ejercicio físico y de quemar grasa. Pues bien, esta premisa no es del todo cierta y todos aquellos que la tengamos interiorizada, debemos pensárnoslo dos veces.

A pesar que sudar está relacionado con quemar grasa y, por lo tanto adelgazar, el hecho de sudar más o menos no implica que se esté quemando una menor o mayor cantidad de grasa.
En los entrenamientos en grupo puede verse como, a pesar que todos parecen haber hecho el mismo entrenamiento durante el mismo período de tiempo, algunas personas han sudado mares, mientras que otras se ven igual que antes de empezar el entrenamiento. Y os preguntaréis… ¿por qué?

Pues bien, la realidad es que no importa la contextura, el tamaño o la condición física de las personas. El sudor es la reacción natural del cuerpo cuando busca refrescarse en aquellos momentos cuando se siente más caliente de lo normal. Al hacer ejercicio, la temperatura corporal sube y el cuerpo da como respuesta inmediata el empezar a sudar. La cantidad de sudor no depende de nada más que de las glándulas sudoríparas que cada uno tiene en el cuerpo: y son tan dispares que pueden oscilar entre los 2 y los 4 millones de glándulas.

Pero hay otros aspectos que influyen a la hora de producir el sudor. Las personas que tienen elementos como el tabaco, el café o el alcohol en su dieta cotidiana suelen sudar en mayores cantidades, mientras que el llevar una alimentación sana, hace que se pueda sudar menos. Los tejidos de la ropa que usamos o la grasa corporal de nuestro cuerpo también afectan a nuestra sudoración.
Sí que es verdad que a la hora de hacer deporte, la intensidad con la que se entrena tiene que ver con la cantidad de sudor. Eso sí que es un hecho: cuanto más esfuerzo, más alta es la temperatura del cuerpo y, por lo tanto, mayor cantidad de sudor existe. ¡Pero tampoco os hagáis ilusiones!

Dicho esto, el sudor solamente es un vago indicador de la cantidad de grasa quemada ya que hay muchos factores que influyen. Por lo tanto, de ahora en adelante, ya no podéis pensar que por sudar más en un entrenamiento estáis quemando más grasa que otro compañero que no haya sudado tanto.

Des de siempre se ha dicho que las plantas contienen muchísimos beneficios. Y, aún más, los germinados, por estar en su fase inicial de crecimiento. En este momento del crecimiento, contienen unas cantidades más concentradas de nutrientes, por lo que se debe consumir menos cantidad de germinados en comparación con sus versiones maduras.
En algunas semillas podemos encontrar mayor contenido de vitaminas: hasta 20 veces más. Algunas incluso más. La vitamina B1, por ejemplo, aumenta un 285% cuando se germina; la B2 un 515% i la B3 un 256%.

Tienen también hasta 100 veces más de enzimas que sus versiones maduras como las frutas o los vegetales frescos. Cuando mezclamos las enzimas con otros alimentos, permiten al cuerpo extraer una mayor cantidad de vitaminas, minerales y otros nutrientes de los propios alimentos que se comen junto a los germinados. Está bien, pues, añadir algún tipo de semillas o frutos secos a nuestros platos.
Cuentan con un mayor contenido de ácidos grasos esenciales y fibra. Por lo tanto, son una solución perfecta para aquellas personas que no obtienen la fibra o las grasas saludables mínimas en su dieta para una salud óptima.

Los germinados tienen una mayor biodisponibilidad de minerales y proteína: es decir que, cuando las semillas empiezan a germinar, minerales como el calcio y el magnesio se unen a las proteínas de la semilla, ambos minerales y la proteína están disponibles para el cuerpo.
Estos no son los únicos beneficios de los brotes: durante el proceso de germinación obtenemos más proteínas y de mayor calidad. Éstos pueden ser pequeños, pero sin duda, están repletos de nutrientes cómo los que hemos visto anteriormente: vitaminas, minerales, antioxidantes y enzimas.

Por eso, es beneficioso usar germinados en las dietas. Aquí unos cuantos ejemplos de alimentos que, seguro, podéis añadir a vuestros platos:
– Alfalfa: contiene vitaminas A, B, C, D, E, F y K
– Semilla de Girasol: contiene grasas saludables, ácidos grasos esenciales y fibra
– Pastos de trigo: contiene vitamina B, C y E y muchos minerales
– Germinados de lentejas: contienen un 26% de proteínas
– Col de Bruselas: contiene el 24% de la cantidad diaria recomendada de vitamina K1 y casi el 130% de la cantidad diaria recomendada de vitamina C

Con todo esto, podemos incrementar los beneficios de nuestra dieta y mejorar nuestra salud con solo complementar los platos con germinados varios.

Con la llegada del otoño, llegan el frío, los abrigos…y los resfriados. Solemos decirnos que ya pasarán o nos tomamos un poco de antibiótico que nos sobró de la última vez. Pero… ¿qué pasaría si llevamos años haciendo lo incorrecto?

Según el Centro de Investigación sobre Fitoterapia (INFITO), más de la mitad de la población ha usado antibióticos para curar un resfriado o la gripe, a pesar que los provocan los virus y no las bacterias. ¡Exacto! Es correcto usar un antibiótico para erradicar bacterias del cuerpo que nos causan enfermedades, pero nunca para erradicar virus.

¿Qué debemos tomar, pues? Hay miles de opciones que podemos tener en cuenta, aunque quizás sean los productos que podemos encontrar en herbolarios los que más salida tienen. Muchos ya se decantan por productos naturales con efectos antivirales que se puedan encontrar sin prescripción médica en este tipo de tiendas.
El própolis, por ejemplo. Se trata de una sustancia que obtienen las abejas de las plantas y que usan para mantener su colmena desinfectada y libre de bacterias. Se encuentra en pequeñas cantidades entre la miel, por lo que es muy difícil su recolección. Aunque vale la pena ya que es considerado un antibiótico natural por todas las propiedades que posee.
Y no sólo de ahora, ya que su uso es conocido des de muchos años atrás. Los egipcios lo usaban como medicina; los griegos como remedio para las infecciones; los incas para bajar la fiebre y los franceses para tratar llagas.

El própolis contiene más de cincuenta principios activos que son muy beneficiosos para la salud. Es, por ejemplo, antibacteriano, antiinflamatorio, cicatrizante y ligeramente analgésico; tiene propiedades anti fúngicas y antiparasitarias, actúa como inmunoestimulante y mejora la permeabilidad capilar. También contiene propiedades antioxidantes y disminuye los ácidos gástricos.
Por todo ello, no es de extrañar que se trate de un producto bastante caro, tanto por la cantidad de ventajas que nos ofrece como por la dificultad a la hora de recolectarlo. Aunque no desesperéis, ya que se puede encontrar fácilmente en farmacias y herbolarios como cápsulas, comprimidos, jarabes, caramelos…

Ya sabéis… si queréis prevenir o curar un resfriado, antes de optar por un antibiótico, dadle una oportunidad a estos productos naturales.

El yoga es uno de los deportes que, en los últimos años, se ha puesto más de moda. El yoga nos ofrece poder conseguir múltiples objetivos de una forma conjunta, sencilla y natural: perder peso, un cuerpo fuerte, flexible y saludable, una piel suave y brillante, calmar la mente…

Pero… ¿qué pasaría si este deporte lo practicaran nuestros hijos? Pues bien, el yoga para niños puede ser una manera de lo más divertida para que desarrollen su potencial creativo así como su capacidad de superar retos, desde una temprana edad.
Los beneficios en adultos y niños son algo diferentes. En el caso de los niños, con los diferentes ejercicios de yoga aprenden a ejercitar su respiración y a relajarse. De esta manera, empezarán a aprender a hacer frente a situaciones adversas, al estrés y a la falta de concentración. Todos ellos, problemas de lo más habituales en los niños de hoy en día.

El yoga también les ayudará a crear una rutina deportiva en su día a día, llegando a sustituir o a complementar otras actividades deportivas. Muchos padres tienen una consciencia equivocada que el yoga no consiste una actividad física importante cómo pueden serlo otros deportes como el futbol, el baloncesto u otras actividades deportivas extraescolares.
Nada más lejos de la realidad ya que el yoga es una disciplina que enseña a los niños a activar y a estirar su cuerpo, a canalizar su energía, a conectar con su “yo interior” y, a la vez, a reafirmar su autoestima. Podemos afirmar, pues, que los beneficios de este deporte para nuestros hijos son tan físicos como mentales.

En resumen, podríamos decir que físicamente el yoga tiene multitud de beneficios para que los niños crezcan sanos y fuertes: con los diferentes ejercicios y rutinas los niños desarrollan y estiran los músculos, consiguen mejorar la flexibilidad en las articulaciones, mejoran los hábitos posturales de la columna vertebral dañados con la carga de peso diario, masajean sus órganos internos, estimulan la circulación sanguínea y mejoran sus hábitos de respiración. A nivel mental, el practicar yoga les puede ayudar a canalizar su energía física, a armonizar su persona y su carácter, a mejorar su autoestima y a combatir el nivel de estrés infantil, ya que les calma y les relaja.

A muchas de nosotras hay algo que no nos gusta de nuestro cuerpo y hemos deseado cambiarlo o mejorarlo alguna vez. Una nariz torcida, los pechos pequeños, las arrugas, la papada… Pensamos y damos vueltas y nos llegamos a obsesionar, hasta que encontramos una fácil solución: la cirugía estética.
Pero hay que tener en cuenta que, a la hora de tomar una decisión cómo esta, tenemos que pensar muy bien cuáles son las razones por las que vamos a modificar alguna parte de nuestro cuerpo, ya que esto nos puede acarrar consecuencias a corto y largo plazo. Muchas de estas razones son psicológicas.

La sociedad ha creado un estándar de belleza al que todas nos tenemos que parecer para ser “guapas”. Las modelos son perfectas y nosotras queremos ser como ellas. Si pasamos por quirófano por esta razón pueden pasar dos cosas: que nos asemejemos al estándar y quedemos satisfechas o, todo lo contrario. Que no veamos cumplido aquello que anhelábamos y nos sintamos peor que antes. Aquí empiezan los arrepentimientos. Por ello, debemos pensarlo muy bien antes de ir a visitar al cirujano con estas ideas de perfección y belleza, típicas de las revistas y las pasarelas.

También debe de pensarse dos veces si lo estamos haciendo por nuestra pareja. Es muy habitual que, en algún momento, la pareja insinúe que quiere un cambio en nuestro físico, pero el resultado puede ser muy parecido al del caso anterior. Debe tenerse en cuenta que, al retocarnos por petición de alguien, nos estamos convirtiendo en un objeto a su merced. Después de esto, siempre vienen más cambios y más retoques. Cuando queremos a alguien debemos quererlo por cómo es y no por como luce. Además, en caso de no conseguir los resultados esperados, culparíamos siempre a la pareja, ya que sería la persona que nos habría incitado a ello.

A pesar de esto, hay casos en los que, evidentemente, es de lo más válido recurrir a la cirugía estética. Ésta no deja de ser un recurso a nuestro alcance y que está ahí para ayudar en muchos casos. Cuando la cirugía es usada en relación al gusto, es decir, si la cirugía es realmente estética, es perfectamente aceptable. Ahora bien, si el resultado que buscamos es cambiar aspectos de nuestra personalidad, debemos pensarlo bien porqué por muchas veces que pasemos por quirófano, solamente cambiará el exterior.

En definitiva, es importante interiorizar que nadie es perfecto y que no hay una belleza única. Debemos aceptar que todas somos diferentes y bellas por nosotras mismas.

El tortícolis normalmente la asociamos a un movimiento brusco o una mala postura en nuestro cuello, por lo que todos los músculos de la zona se quedan rígidos impidiendo mover la cabeza hacia los lados.

Los síntomas del tortícolis son de lo más evidentes: solamente con notar dolor cervical, un movimiento limitado en la zona del cuello, cefaleas, rigidez en el músculo esternocleidomastoideo o una postura anormal de la cabeza, sabemos que estamos padeciendo torticolis.

Por norma general, esta contracción podemos contraerla de dos maneras. De forma hereditaria, es decir, cuando tenemos antecedentes familiares, o bien, de forma adquirida, que vendría siendo producto de una lesión muscular o de una mala postura.

Ahora bien, el tortícolis podemos adquirirlo también de forma emocional. Siempre se ha dicho que las emociones influyen en el bienestar de nuestro cuerpo, pues bien, en este caso se ha encontrado una relación. Cuando nos cuesta expresar nuestros sentimientos negativos y, por lo tal, los reprimimos, creamos un estrés emocional que se manifiesta de múltiples formas, entre ellas, el tortícolis.

Por ello, debemos intentar evitarlo. En primer lugar, se aconseja tener un cuidado especial a aquellas situaciones que puedan desembocar a malas posturas físicas, como pasar mucho tiempo sentados, usar almohadas altas a la hora de dormir o hacer movimientos bruscos. En cuanto a las emociones se refiere, se aconseja evitar cualquier tipo de situación estresante, como las que puede provocar el exceso de trabajo, las discusiones familiares o los problemas de pareja. En este sentido, practicar técnicas de relajación y ejercicios de estiramientos nos relajará el cuerpo y evitará de forma significativa el peligro.

En caso de padecer ya de tortícolis, uno de los mejores remedios son los masajes localizados y el consumo de calmantes musculares. Ahora que, en los casos más leves, se puede aplicar hielo para reducir la inflamación; tomar aspirinas o ibuprofenos (siempre bajo supervisión médica) para tratar el dolor; mantener la espalda recta para limitar el movimiento del cuello y hasta tomar infusión de romero como antiinflamatorio natural que relajará los músculos y disminuirá la inflamación. En caso que nada de esto funcione, sería bueno acudir a un fisioterapeuta para recibir un masaje que disminuya poco a poco el tortícolis.

Las vacaciones se han terminado y los niños deben volver al cole después de casi tres meses de vacaciones. Durante este período, seguramente han dedicado la mayoría del tiempo a actividades de ocio, dejando de lado los hábitos que tanto había costado establecer.
Pues bien, la Asociación Española de Pediatría (AEP) quiere facilitar a los padres la tarea estableciendo los diez hábitos saludables que los niños deben empezar a seguir con la vuelta al cole. Estos hábitos, que tienen que ver con la alimentación y el descanso, tienen el objetivo de combatir enfermedades como la obesidad, el sedentarismo o los virus varios.

El primero de los hábitos es desayunar en casa. Éste es la comida más importante del día y, tanto los niños como los mayores, deben hacerla sin prisas y sin ningún tipo de estés. Además, un buen desayuno permite mejorar el rendimiento académico y ayuda a mantener un peso adecuado. Entre los alimentos destacados deben incluirse la leche (o derivados lácticos), los cereales y la fruta fresca.

Otro hábito es tener en cuenta los menús de los comedores escolares a la hora de preparar la cena. De esta manera, conseguiremos que nuestros pequeños tengan una dieta variada y equilibrada.
En este sentido, la AEP recomienda reducir el consumo de sal: 3 gramos al día para los menores de 7 años, 4 gramos diarios para los niños de entre 7 y 10 años y unos 5 gramos para los adultos.

También es importante incluir un deporte en las actividades extraescolares dado que el ejercicio previene la aparición de enfermedades a la vez que mejora el rendimiento escolar y mejora el estado de ánimo de los niños. Ya sean deportes individuales o de grupo, una hora diaria de actividad física es lo recomendado.
En cuanto al deporte se refiere, es conveniente equipar a los niños de una manera correcta. Es importante tener en cuenta des de la indumentaria a los elementos de seguridad para evitar lesiones.
Además de las actividades deportivas, también se recomienda andar. Es decir, intentar que los niños hagan a pie todas las distancias que sean posibles. De esta manera, se fomentarán las actividades al aire libre limitando el tiempo de uso de elementos electrónicos como la televisión, los teléfonos o consolas de videojuegos.

Al cole los niños están constantemente en contacto. Por eso, es recomendable revisar el calendario de vacunación. De esta manera se evitaran enfermedades que se transmiten por contacto o por vías respiratorias, como la gastroenteritis, el resfriado o la conjuntivitis.
En este sentido, si el niño padece cualquier tipo de enfermedad cómo asma, diabetes, celiaquía alergia… es recomendable avisar a los profesores y facilitarles unas pautas de actuación.

También es importante tener en cuenta el transporte del material. Libros, libretas, estuches, carpetas… Todo ello tiene un peso y, muchas veces, no somos conscientes que un niño no puede cargarlo todo. Por eso, se recomienta usar mochilas con correas anchas y acolchadas o carritos con ruedas y que el peso total del material no supere el 10-15% del peso corporal del niño.

Finalmente, el sueño también debe tenerse en cuenta. Es recomendable dormir entre 9 y 11 horas, ya que el hecho que el cuerpo y la mente descanse favorece el aprendizaje, la asimilación de experiencias y el crecimiento.

Seguramente, muchas de vosotras, soléis maquillaros de manera diaria. Y es que el maquillaje es un gran aliado de la mujer: ayuda a mejorar el aspecto de la piel y del rostro en general.

Pero a pesar de esta rutina diaria, nadie nos ha enseñado cual es el proceso correcto a la hora de maquillarse,

por lo que,muchas cometemos errores sin siquiera saberlo.

Cómo esto puede provocar problemas en la piel, os presentamos los cinco hábitos de maquillaje más comunes que pueden ser perjudiciales para vosotras.
Algo muy común que todas hemos hecho alguna vez es compartir el maquillaje con alguna amiga, hermana, prima… Resulta muy normal, pero el hecho de compartir las barras de labio, delineadores, el polvo compacto o las brochas aumenta el riesgo de contraer infecciones virales como la conjuntivitis o las úlceras bucales.

Para vernos más guapas, algunas veces acudimos a los productos postizos. Como las pestañas. Éstas, que se adhieren con un pegamento, pueden irritar los ojos si las colocamos de manera incorrecta.
Con otro tema que seguro que también os vais a sentir identificadas es con el hecho de no desmaquillaros antes de ir a dormir. Muchas veces, al llegar cansada a casa, olvidamos retirar el maquillaje de manera adecuada. Esto, provoca que la piel tenga la oxigenación que necesita para repararse durante la noche, ya que los poros quedan obstruidos por el maquillaje. Algunas consecuencias de esto, pueden ser la irritación en los ojos, piel grasa, acné…

En cuarto lugar, tenemos que tener en cuenta las fechas de caducidad de nuestro maquillaje. De la misma manera que los alimentos, los cosméticos también tienen un tiempo de vida antes de que sus compuestos puedan llegar a ser dañinos. Si pasamos esta fecha, su composición puede sufrir cambios que pueden ser perjudiciales para la piel.
Finalmente, otra práctica de lo más habitual y perjudicial es aplicar delineador en la línea de agua. Los ojos, cómo otras partes del cuerpo, tienen bacterias que pueden actuar para bien o para mal, dependiendo del estímulo y la función. Al introducir un cosmético en la parte interna del ojo, podemos estar introduciendo bacterias que incrementen el riesgo de desarrollar infecciones.

Con todo esto, cabe apuntar que debemos tener mucho cuidado a la hora de aplicar nuestra rutina diaria en cuanto al maquillaje se refiere ya que, con pequeños actos cómo estos, podemos estar expuestas a grandes peligros.