La piel de las manos, al igual que la del rostro, sufre en las épocas de frío, tiene tendencia a agrietarse, quemarse y resecarse. Es fácil reconocer que junto con el rostro son zonas muy expuestas a nuestro entorno y pueden verse seriamente perjudicadas si no estamos un poco por ellas. Además, las manos, son grandes indicadoras del envejecimiento ya que son de las primeras partes dónde más se refleja el paso del tiempo. Los principales síntomas del envejecimiento de las manos son: las manchas, las arrugas, la falta de luminosidad y la falta de firmeza.
Todos ellos factores que se pueden detener y prevenir gracias a los consejos que los dermatólogos ofrecen para la protección de estas zonas sensibles. A continuación, algunos de ellos:
La hidratación es fundamental, es necesario aplicar una crema que ofrezca hidratación prolongada varias veces al día, si vamos a estar expuestos a las inclemencias del tiempo frío. Sería adecuado aplicarla después de lavarnos las manos, cuando notemos las manos algo resecas y sobretodo antes de ir a dormir. Asimismo aprovecha este pequeño ritual de belleza para darte un buen masaje llegando especialmente a las cutículas de las uñas e insistiendo en ellas para evitar que se resequen.
No se recomienda abusar de los geles desinfectantes que se usan ya muy habitualmente. El alcohol que poseen tiende a secar la piel. También los detergentes llevan agentes químicos, por lo que se aconseja usar guantes de látex durante las tareas en las que haya que usar productos agresivos habituales en la limpieza en el hogar.
Al igual que en las otras zonas corporales expuestas a los rayos ultravioletas, las manos deberían también cuidarse con un buen protector solar, con un SPF de al menos 30. Podemos encontrar cremas hidratantes que incluyan también este factor imprescindible, que nos sirve a diario aunque no brille especialmente el sol. Los rayos UVA y UVB están siempre presentes y nos perjudican.
En el caso de que en la zona dónde vivimos sea habitual tener nevadas es importante llevar guantes para evitar que con el frío y la humedad la piel se nos agriete y se queme.
Otro de los enemigos de la piel que hay que evitar es el agua demasiado caliente. Las temperaturas excesivamente elevadas retiran de nuestra piel las capas protectoras abriendo los poros y favoreciendo la sequedad en las manos.
Todas ellas, recomendaciones muy sencillas de seguir y que no suponen un gran esfuerzo. Buscar productos de calidad, usar jabones neutros y adquirir ciertos hábitos diarios nos ayudaran a tener unas manos tersas y suaves a la vez que evitamos, en gran medida, que aparezcan prematuramente los signos del envejecimiento en una zona tan femenina y expresiva como son nuestras manos.