Conocer tus características te permitirá cuidar de ella de la manera más eficaz
Ya tenemos una edad en la que hemos hecho miles de elecciones y sabemos con bastante seguridad que es lo que nos sienta mejor en cuanto a ropa, maquillaje y estilo de peinado. Va siendo el momento que nos planteemos también que es lo que mejor le va a sentar a nuestra piel para lograr nuestros objetivos de belleza. Porque todos los profesionales reconocen que una rutina de belleza personalizada es la mejor elección para mitigar los signos de envejecimiento y ganar en luminosidad e hidratación.
Lo ideal es que un experto te haga un diagnóstico en el que quede muy claro cuál es tu tipo de piel, con todas las garantías. Pero podrías empezar tú misma a responder unas preguntas clave en relación a tus características para ir ya preparada conociéndote un poco más:
- Te preguntarán tu edad ya que la piel en cada etapa de la vida tiene unas características concretas.
- Querrán saber cuánto tiempo dedicas a tus rutinas de belleza: cómo y con qué haces la limpieza facial, con gel limpiador, con toallitas desmaquilladoras, con agua miscelar, etc..
- Te preguntarán sobre los problemas que quieres solucionar en relación a la piel del rostro: mejorar la hidratación, mitigar las primeras arrugas y líneas de expresión, eliminar las ojeras o bolsas en los ojos, mejorar la elasticidad evitando la flacidez, etc..
- Es importante saber también cuáles son los productos cosméticos que sueles usar en cuanto a cremas, sérum, contorno de ojos, etc..
El o la profesional tras recabar esta información y mediante la aparatología indicada, capaz de medir datos sobre el estado dérmico como el nivel de hidratación, la cantidad de melanina o colágeno, así como de sebo, porosidad o de arrugas, manchas, etc. te podrá recomendar cual será la mejor limpieza que deberías hacerte a diario, con que productos, cuál es tu mejor rutina “beauty” que se adapta a las necesidades concretas de tu piel para que puedas tener el rostro que realmente estás deseando.
A continuación te vamos a hacer una pequeña lista con los diferentes tipos de piel, sus características y unas pinceladas acerca de los cuidados faciales más adecuados.
En realidad determinar el tipo de piel no es una tarea fácil ya que cada persona es un mundo y además la piel va cambiando con el tiempo, pero tras un esfuerzo considerable por parte de los dermatólogos se ha logrado una clasificación de cinco grandes grupos:
Piel mixta
En ella encontramos características de la piel normal-seca y de la grasa con impurezas.
Tienes que tener especial cuidado con la zona T de tu rostro (frente, nariz y barbilla), dónde suelen aparecer pequeñas impurezas. En cambio las mejillas tienden a la sequedad por lo que es muy recomendable usar productos específicos para este tipo de piel.
Algunas recomendaciones serían:
- Limpiar siempre en profundidad antes de aplicar las cremas específicas
- Usar agua tibia y aplicar crema hidratante con regularidad
Piel seca
A este tipo de piel le es esencial la correcta hidratación ya que su aspecto es áspero y tiene tendencia a irritarse con facilidad. Carece de elasticidad y puede llegar a producir picor.
Es recomendable beber mucha agua durante el día y seguir una dieta saludable. Usar siempre protección solar y sérum antes de aplicar la hidratación profunda, que se logrará con cremas específicas que suelen estar enriquecidas con aceites esenciales.
Piel normal
La piel normal es la más elástica y suave. Suele tener un buen tono y no sufre la aparición de impurezas con regularidad. No hay que descuidar por ello, la rutina de hidratación y exfoliación suave unas dos veces por semana. Aplica contorno de ojos y realiza suaves masajes al aplicarla crema para estimular la circulación.
Piel grasa
Este tipo de piel tiene unos poros más abiertos de lo normal y este factor junto con el exceso de sebo hace que el rostro sea propenso a las impurezas, granos y espinillas.
Por ello es muy necesaria la correcta higiene diaria con productos anti-bacterianos y reguladores de sebo para encontrar el equilibrio.
Piel sensible
La piel sensible no tiene una barrera de protección natural suficientemente eficaz y por ello los factores externos como el frío, la calefacción excesiva, los rayos solares e incluso el contacto con ciertas fibras sintéticas, la irritan, enrojeciéndola y produciendo picor.
Hay que limpiarla con cuidado con productos neutros, asegurándonos que estos no contienen perfumes o alcohol. Usar cremas específicas que refuercen la protección natural y cuidar la alimentación evitando las comidas excesivamente picantes.
Tras esta breve explicación de los diferentes tipos de piel, acude a un especialista que determine con exactitud cuál es el tuyo para poder empezar a cuidarte como de verdad debes hacer.