Lo ideal es que podamos elegir el más adecuado para nuestra necesidad y sepamos cómo utilizarlo, ahora te explicamos por dónde empezar:
Existe una gran variedad en aceites, algunos se aplican en seco, otros con el cabello húmedo y una pequeña cantidad pueden dejarse actuar durante toda la noche. Con el paso del tiempo el aceite capilar se ha convertido en algo imprescindible en las rutinas de belleza, adelantando a la hasta ahora insubstituible mascarilla. Los objetivos del aceite son reparar, proteger, nutrir e hidratar de forma intensiva y fácil nuestro cabello.
Antiguamente los aceites usados en el pelo eran evitados por la mayoría por su poco deseado efecto graso, pero cuando las marcas pioneras en cosmética capilar han investigado sus múltiples beneficios han creado fórmulas muy ligeras, cuidando el acabado para lograr resultados perfectos. Sus primeros usos fueron destinados a reparar en profundidad melenas muy estropeadas que necesitaban un tratamiento de choque, siempre con un enjuagado posterior. Hoy en día podemos disfrutar de los aceites en una gama extensa de variedades incluso como aliados del peinado o como embellecedores.
Aportan peso, rellenan la cutícula de los cabellos porosos y en los cabellos rizados ayudan en gran medida a definir el rizo. No siempre requieren aclarado, y pueden restaurar, hidratar y combatir los efectos de la humedad en una sola aplicación.
Los aceites más conocidos que son perfectos para tratar tu cabello son:
Aceite de Argán: Potente portador de vitamina E, además de nutritivo i anti-frizz.
Flor de magnolia: Nos aportará suavidad, frescura y un extra de brillo.
Aceite de pepita de uva: Destaca por su poder antioxidante y reparador, sus componentes protegen el cabello frente a la oxidación, el sol y las causas del envejecimiento capilar.
Aceite de linaza: Protege el cabello frente a los tratamientos que requieren aplicación de calor. Ofreciendo suavidad y brillo.
Aceite de Monoï: Nos ayuda a crear nuestro look, ofreciéndonos brillo e hidratación.
Aceite de oliva: Nos aporta vitaminas C, E y A, fortaleciendo el cabello y logrando que el crecimiento del nuevo pelo sea saludable y fuerte. Nos estimula la formación de colágeno y favorece la regeneración celular.
Los consejos de utilización varían según el aceite que escojamos ya que cada uno tiene su propio manual, que es diferente a los otros en función de su objetivo principal.
Los que tiene como prioridad proteger al cabello de las agresiones externas que lo oxidan y castigan como el sol y la polución, se suelen aplicar sobre el peinado, sin más consideración. Los que tienen una función reparadora y regeneradora se suelen usar antes del lavado para lograr una mayor hidratación y nutrición.
Lo más habitual es que se recomiende aplicarlos en el cabello seco y en muy poca cantidad. Para extenderlo es bueno aplicarlo desde las orejas hacia abajo, en medios y puntas. Tras la aplicación cepillaremos el cabello para lograr una mejor distribución y lo dejaremos actuar durante un período de cinco a diez minutos como mínimo, sin limite de tiempo.
Algunos estilistas conocidos sugieren usar el aceite como toque final sobre todos los tipos de cabello. Con una sola gota después del secado y peinado, se logran sellar e iluminar las puntas abiertas además de conseguir una excelente protección anti-frizz.
Los mejores resultados se muestran en los cabellos gruesos, con falta de brillo y con tendencia a tener las puntas abiertas. Aunque en todos los tipos de cabello podemos disfrutar de sus beneficios, logrando aumentar en todos los casos la suavidad, el brillo, facilitándonos el cepillado y, en definitiva, realzando la belleza de nuestra cabellera.