Todos sabemos los daños que el verano y los efectos del sol pueden producir en nuestra piel, por ello es importante prepararla para prevenir y evitar los factores que la envejecen y perjudican. Existen tratamientos médicos y estéticos muy recomendables para este fin.
Debemos ser previsores y buscar el equilibrio entre belleza y salud. Cuidarnos frente al sol es algo primordial y que hay que saber hacer, a continuación os hablamos de ello.
Los principales errores que solemos cometer suelen tener relación con el uso de las cremas solares. No acostumbramos a aplicarlo con 30 minutos de antelación, que sería lo correcto, tampoco acostumbramos a repetir la aplicación al cabo de tres o cuatro horas o al salir del agua. Algo importante también es saber cuál es el factor de protección más adecuado a nuestro tipo de piel, algo sobre lo que nos tenemos que asesorar por nuestro dermatólogo.
Para evitar a largo plazo las manchas, las alergias, los melanomas e incluso el fotoenvejecimiento de la piel en el que se alteran las fibras de colágeno, hemos de utilizar la protección más alta en los primeros días de exposición solar y evitar las horas centrales del día.
Este es una de los hábitos principales que deberíamos conocer, pero hay otros no menos importantes para mantener la salud de nuestra piel:
Para evitar la obstrucción de los poros, limpiar, cuidar y nutrir la piel por la mañana y por la noche.
Ducharnos para eliminar la sal y el cloro de nuestra piel.
Usar ropa de algodón que ayude a nuestra piel a transpirar y a poder ser que sean prendas de color claro.
Conocer cual es el estado saludable de nuestra piel y verificar regularmente que no tenemos daños causados por la exposición solar.
En cuanto a los productos cosméticos que usamos con regularidad el resto del año, en verano hemos de ser especialmente precavidos con los más agresivos para nuestra dermis. Evitaremos irritaciones en la piel si usamos con moderación y por la noche productos anti aging con retinol, cremas despigmentantes, cremas depilatrorias o incluso perfumes que pueden llegar a manchar la piel.
Igual sucede con el maquillaje, se recomienda cambiar el maquillaje habitual por un fotoprotector con algo de color y repetir la aplicación de protección solar cada 2 horas.
En cuanto a los hábitos saludables, en verano, hacer deporte también se debe practicar con moderación y en las horas en que no haya peligro de quemaduras o deshidratación. La alimentación nos tendría que aportar energía y vitalidad así como hidratación extra. Evitaremos los alimentos procesados, las grasas saturadas y los refinados. Por supuesto, el sueño es algo primordial para la piel, dormir 8 horas como mínimo nos garantiza una piel descansada y luminosa.
Todos estos consejos y la constancia te ayudarán a disfrutar de un verano saludable para tu piel y tu belleza.