Cuando hacemos deporte esperamos sudar. De hecho, nos encanta sudar porqué es sinónimo de ponernos en forma, de estar haciendo ejercicio físico y de quemar grasa. Pues bien, esta premisa no es del todo cierta y todos aquellos que la tengamos interiorizada, debemos pensárnoslo dos veces.

A pesar que sudar está relacionado con quemar grasa y, por lo tanto adelgazar, el hecho de sudar más o menos no implica que se esté quemando una menor o mayor cantidad de grasa.
En los entrenamientos en grupo puede verse como, a pesar que todos parecen haber hecho el mismo entrenamiento durante el mismo período de tiempo, algunas personas han sudado mares, mientras que otras se ven igual que antes de empezar el entrenamiento. Y os preguntaréis… ¿por qué?

Pues bien, la realidad es que no importa la contextura, el tamaño o la condición física de las personas. El sudor es la reacción natural del cuerpo cuando busca refrescarse en aquellos momentos cuando se siente más caliente de lo normal. Al hacer ejercicio, la temperatura corporal sube y el cuerpo da como respuesta inmediata el empezar a sudar. La cantidad de sudor no depende de nada más que de las glándulas sudoríparas que cada uno tiene en el cuerpo: y son tan dispares que pueden oscilar entre los 2 y los 4 millones de glándulas.

Pero hay otros aspectos que influyen a la hora de producir el sudor. Las personas que tienen elementos como el tabaco, el café o el alcohol en su dieta cotidiana suelen sudar en mayores cantidades, mientras que el llevar una alimentación sana, hace que se pueda sudar menos. Los tejidos de la ropa que usamos o la grasa corporal de nuestro cuerpo también afectan a nuestra sudoración.
Sí que es verdad que a la hora de hacer deporte, la intensidad con la que se entrena tiene que ver con la cantidad de sudor. Eso sí que es un hecho: cuanto más esfuerzo, más alta es la temperatura del cuerpo y, por lo tanto, mayor cantidad de sudor existe. ¡Pero tampoco os hagáis ilusiones!

Dicho esto, el sudor solamente es un vago indicador de la cantidad de grasa quemada ya que hay muchos factores que influyen. Por lo tanto, de ahora en adelante, ya no podéis pensar que por sudar más en un entrenamiento estáis quemando más grasa que otro compañero que no haya sudado tanto.