El tortícolis normalmente la asociamos a un movimiento brusco o una mala postura en nuestro cuello, por lo que todos los músculos de la zona se quedan rígidos impidiendo mover la cabeza hacia los lados.

Los síntomas del tortícolis son de lo más evidentes: solamente con notar dolor cervical, un movimiento limitado en la zona del cuello, cefaleas, rigidez en el músculo esternocleidomastoideo o una postura anormal de la cabeza, sabemos que estamos padeciendo torticolis.

Por norma general, esta contracción podemos contraerla de dos maneras. De forma hereditaria, es decir, cuando tenemos antecedentes familiares, o bien, de forma adquirida, que vendría siendo producto de una lesión muscular o de una mala postura.

Ahora bien, el tortícolis podemos adquirirlo también de forma emocional. Siempre se ha dicho que las emociones influyen en el bienestar de nuestro cuerpo, pues bien, en este caso se ha encontrado una relación. Cuando nos cuesta expresar nuestros sentimientos negativos y, por lo tal, los reprimimos, creamos un estrés emocional que se manifiesta de múltiples formas, entre ellas, el tortícolis.

Por ello, debemos intentar evitarlo. En primer lugar, se aconseja tener un cuidado especial a aquellas situaciones que puedan desembocar a malas posturas físicas, como pasar mucho tiempo sentados, usar almohadas altas a la hora de dormir o hacer movimientos bruscos. En cuanto a las emociones se refiere, se aconseja evitar cualquier tipo de situación estresante, como las que puede provocar el exceso de trabajo, las discusiones familiares o los problemas de pareja. En este sentido, practicar técnicas de relajación y ejercicios de estiramientos nos relajará el cuerpo y evitará de forma significativa el peligro.

En caso de padecer ya de tortícolis, uno de los mejores remedios son los masajes localizados y el consumo de calmantes musculares. Ahora que, en los casos más leves, se puede aplicar hielo para reducir la inflamación; tomar aspirinas o ibuprofenos (siempre bajo supervisión médica) para tratar el dolor; mantener la espalda recta para limitar el movimiento del cuello y hasta tomar infusión de romero como antiinflamatorio natural que relajará los músculos y disminuirá la inflamación. En caso que nada de esto funcione, sería bueno acudir a un fisioterapeuta para recibir un masaje que disminuya poco a poco el tortícolis.