La genocosmética nos ayuda a frenar el paso del tiempo a través de los genes, personalizando y diseñando tratamientos para activar los componentes biológicos combatiendo los signos de envejecimiento. La genocosmética es la ciencia que estudia la capacidad que tienen los cosméticos, para actuar sobre el genoma de las células cutáneas, con el fin de modular su expresión genética.

La investigación médica y biológica no cesa y menos cuando se trata de temas tan primordiales como la búsqueda de la juventud. Los estudios sobre la descodificación del Genoma Humano nos traen nuevas funciones de los genes, las interacciones entre ellos y cómo influyen en la fisiología del organismo.

 

 

 

 

En cuanto al envejecimiento de la piel pueden atribuirse algunas de sus causas a factores genéticos, mientras el resto son debidos a factores externos como la polución, el sol, los hábitos tóxicos o la alimentación. Se puede asegurar que existen aproximadamente unos 1500 genes que tienen relación directa en el deterioro de la piel siendo estos los genes responsables de evitar la oxidación, aportar elasticidad y producir melanina para protegernos de las radiaciones solares.

A través de estos conocimientos sobre los genes y el poder que ejercen en cada persona se pueden encontrar soluciones personalizadas ante el envejecimiento de la piel en el estado actual de la persona, previniendo y reparando los daños.

Aquí es donde entra en juego la Genocosmética, la cosmética más futurista que se basa en el análisis genético, interviniendo en la activación de los genes responsables, por ejemplo, de la formación de colágeno y elastina. En el ser humano los genes se encargan de dar a las células las instrucciones necesarias para que fabriquen enzimas y proteínas fundamentales, y es por ello que la genocosmética tiene un enorme potencial.

 

Las grandes firmas de cosméticos internacionales ya han lanzado al mercado sus propuestas y coinciden todas ellas en un mismo objetivo, tratar las células envejecidas que sufren un acortamiento en sus cromosomas y unos daños en su ADN, reparándose cada vez con menor eficacia. Cosméticos que actuan desde la raíz del problema.

Los principios activos, pueden variar de una marca a otra, pero su acción directa y profunda es muy recomendable a cualquier edad en la que se perciben los signos del envejecimiento en la piel.

Al empezar a usar los sérums o las cremas faciales de la genocosmética notareis una reparación marcada en la piel, ganareis en luminosidad, la notareis más flexible e hidratada, disminuyendo la profundidad de las arrugas.

No dudes en acudir a un especialista en dermatología o tratamientos estéticos para que te recomiende el cosmético con base genética más adecuado a tus características.