Se calcula que un 15% de las mujeres tiene un pecho excesivamente grande, que puede superar la talla 120 o 130. Al contrario de lo que los estereotipos que la sociedad ha creado sobre el físico femenino, el tener un gran volumen de pecho es algo poco saludable. Los problemas derivados de esta característica física pueden ir desde la dermatitis, dolores en cuello, hombros y espalda hasta problemas psicológicos como la baja autoestima y las dificultades de relación.
La calidad de vida de estas mujeres, en su mayoría, se ve mermada por las dificultades que se encuentran en su día a día. Puede ser difícil practicar ejercicio físico, encontrar ropa con la que se sienta cómoda y le guste, relacionarse de forma confiada por su baja autoestima así como afrontar los dolores, que se llegan a cronificar, de espalda u hombros.
Actualmente la cirugía estética, encargada de realizar la reducción de pecho o mamoplastia de reducción, es la solución más definitiva para acabar de forma clara con todos estos problemas.
Los aumentos de pecho son intervenciones que suelen solicitar mujeres de entre 18 y 44 años. Por el contrario, la reducción la solicitan mujeres de edades más avanzadas, pudiendo superar incluso la franja de edad de los 60 años. También existe el caso de las jóvenes que sufren la hipertrofia mamaria virginal, en la que el pecho crece de forma desproporcionada tras la primera menstruación. Suelen ser chicas acomplejadas que adoptan malas posturas y no pueden realizar una vida normal.
Las técnicas más avanzadas pueden realizar la intervención dejando el mínimo rastro de antiestéticas cicatrices. El preoperatorio es el habitual de cualquier intervención estética, aunque se solicita también una mamografía para descartar la posible presencia de tumores. La operación se realiza con el uso de la anestesia general y suele durar unas 3 o 4 horas. Al contrario de lo que se pueda pensar, la reducción de pecho, es un poco más difícil que el aumento. Se tienen que extirpar partes de la glándula mamaria y de grasa, teniendo que recolocar de forma estética el tejido sobrante.
Y es por esta complejidad que es muy importante, como toda cirugía, que se realice exclusivamente en un quirófano de un centro hospitalario o clínica y tener presente que la persona que realice la intervención debe estar titulada y ser profesional y especialista en Cirugía Plástica, Reparadora y estética.
El alta de la paciente se suele dar a los dos o tres días tras la operación. Podrá recuperar su vida normal con el uso, en un principio, de un sujetador especial.