Seguramente habréis notado que en los últimos años ha habido un creciente interés en las enzimas y su aplicación en campos que van desde la industria, la salud, la alimentación y la sostenibilidad. Es probable que su popularidad se deba a su habilidad destacada para facilitar reacciones químicas de forma efectiva, lo cual las convierte en instrumentos de gran valor para la búsqueda de soluciones en una amplia gama de áreas.
¿Qué son las enzimas?
Las enzimas son moléculas orgánicas, comúnmente de naturaleza proteica pero también de ARN. Su función principal radica en regular todas las reacciones químicas presentes en nuestro organismo. Se consideran catalizadores de estas reacciones, ya que cada proceso químico requiere la presencia de una enzima para llevarse a cabo.
¿Y cómo funcionan?
Cada enzima contiene la fórmula concreta para actuar sobre una sustancia específica. Como si de una contraseña se tratase.
En muchos casos, podemos identificar una enzima por su terminación «ASA». Por ejemplo, al mencionar la hialuronidasa, se sabe que es la enzima encargada de descomponer el ácido hialurónico. Esta función es crucial, ya que facilita la disolución de líquidos y afloja los tejidos conectivos, lo que permite una mejor absorción de medicamentos en los tejidos.
En la piel existen un sinfín de enzimas presentes en las diferentes capas y células, que desempeñan un papel crucial en multitud de procesos bioquímicos. Veamos algunos ejemplos que seguramente os sonaran familiares.
*Las proteasas se encargan de descomponer las proteínas presentes en la piel como el colágeno, la elastina, la queratina, entre otras. En el caso de la queratinasa, es la responsable de degradar el exceso de queratina, favoreciendo la exfoliando natural la piel y aumentando la permeabilidad. Esto ayuda a mantener la piel suave y flexible, a la vez que permite que los ingredientes cosméticos penetren mejor.
*Las lipasas descomponen las grasas, colaborando en la descomposición de los lípidos presentes en el sebo. De esta manera contribuyen a mantener la piel lubricada y protegida. También actúan sobre las células grasas, reduciendo el exceso de volumen y la grasa localizada sin dañar el tejido.
*Las glucosidasas participan en la descomposición de los carbohidratos, desempeñando un papel fundamental en la renovación celular y en la síntesis de glucosaminoglicanos, que son importantes para la hidratación y elasticidad de la piel.
Estudios recientes resaltan los beneficios que las enzimas aportan a la digestión y a algunos procesos inflamatorios. Por ejemplo, la papaína presente en la papaya y la bromelina que contiene la piña ayudan a descomponer los alimentos, facilitando la absorción adecuada de nutrientes en nuestro cuerpo.
Además, ciertas verduras como el apio, el brócoli y los espárragos contienen enzimas que colaboran en la producción de antioxidantes, vitaminas y sales minerales, contribuyendo así a la mejora de nuestra salud.
La comunidad científica se encuentra profundamente comprometida en la búsqueda de soluciones para prolongar la vida y mejorar la salud en general.
¿Has oído hablar de las sirtuinas?
Estas enzimas, descubiertas hace alrededor de 40 años, no han dejado de ser motivo de estudio desde hace mucho tiempo. Se trata de una familia de siete proteínas conocidas como ‘el gen de la longevidad’ que desempeñan un papel importantísimo en el proceso de envejecimiento.
Se conoce que las sirtuinas protegen contra el estrés oxidativo, son capaces de reparar el ADN y de activar el metabolismo de las grasas. Más allá de todo esto, parece ser que podrían prevenir ciertas enfermedades neurodegenerativas.
Una de las sirtuinas más reconocidas es la SIRT1, que ha sido objeto de numerosos estudios desde su descubrimiento. Se ha demostrado su relación con el alargamiento de los telómeros, que está estrechamente ligado a los procesos de longevidad.
Los científicos advierten que aún queda mucho por investigar y es pronto para sacar conclusiones. Pero, lo que sí es cierto es que la práctica de ejercicio físico y mantener una alimentación mayoritariamente vegetariana, limitando el consumo de carnes, es una buena manera de activar las sirtuinas.
Estos son algunos de los alimentos que también pueden ayudarnos.
- Canela: además de activar las sirtuinas, contiene polifenoles y otros componentes antioxidantes y antiinflamatorios.
- Aceite de oliva: siempre presente en la dieta mediterránea, reduce la acidez, estimula el tránsito intestinal y favorece la absorción de nutrientes.
- Cacao (sin azúcar ni leche): rico en polifenoles.