Los desodorantes naturales son de dos tipos, los compuestos por aceites esenciales o los de piedra de alumbre. Una de sus ventajas es que eliminan el olor corporal sin alterar el tan importante equilibrio de la piel. Pero sin duda el mayor de sus beneficios es que nos evitan el efecto de las substancias químicas especialmente dañinas que están presentes en la gran mayoría de desodorantes convencionales.

En esta época del año en la que ya llegan los días más fuertes de calor, cuando realizamos actividades que requieren un esfuerzo físico o incluso en momentos de tensión emocional, nuestro cuerpo responde generando una mayor cantidad de sudor, lo cual nos puede llevar a vivir una situación un poco incómoda. Por ello los desodorantes forman parte de nuestra rutina diaria para sentirnos bien.

Aunque es muy importante conocer cuál es la composición de nuestros desodorantes ya que algunos de los componentes pueden resultar, a la larga, perjudiciales para nuestra salud.

Para conocer un poco más la función corporal del sudor os contamos en una breve explicación porqué nuestro cuerpo genera sudor y que es lo que hace que este sudor sea o no desagradable por su olor.

Todas las personas sudamos, el cuerpo utiliza este sistema para regular nuestra temperatura corporal ya que al encontrarnos con una temperatura excesivamente elevada, la contrarrestamos evaporando agua con electrolitos y ácidos grasos a través de las glándulas situadas, especialmente, en las axilas y regiones genitales.

¿Te imaginabas que cualquier persona suda medio litro diario de media al día, y que esta cantidad aumenta en verano?

Al principio no hay olor porque lo que excretamos es simplemente agua, el mal olor aparece al cabo de unas horas cuando las bacterias saprofitas descomponen los componentes orgánicos del sudor en pequeñas moléculas de olor bastante desagradable.

Este olor desaparece con agua y jabón, pero cuando volvemos a sudar de nuevo se inicia este mismo ciclo. Como es ilógico que nos estemos lavando cada dos horas, el desodorante cumple dos importantes funciones:

  • Neutralizar las bacterias que producen el mal olor
  • Aportar aroma a la piel , usándolo siempre sobre la piel limpia

Podríamos decir que existen dos clases de desodorantes:

  • Los antitranspirantes: que reducen la transpiración
  • Los antisépticos: que neutralizan o eliminan las bacterias causantes del mal olor

El utilizar un desodorante natural frente a un desodorante convencional dependerá de tu sensibilidad hacía el respeto por tu cuerpo, la salud e incluso el medio ambiente.

Usar la opción natural es tan eficaz como la comercial pero más segura y ecológica.

La principal razón por la que pueden perjudicarnos los agentes químicos de los desodorantes convencionales es que en las axilas tenemos los poros especialmente dilatados y permiten la entrada de los tóxicos, dándoles vía libre hacía los ganglios linfáticos quienes se encargan de diseminarlos por todo el organismo.  

En el caso de…

Los desodorantes antitranspirantes, las sales que lo componen se encargan de inflamar los canales sudoríparos para cerrarlos evitando el exceso de sudoración.

Los desodorantes convencionales utilizan el clorhidrato de aluminio, el cual una vez en el cuerpo crea aluminatos, quienes reaccionan con los estrógenos femeninos, y es tan negativa esta acción que este compuesto se ha relacionado con el cáncer de mama.

 

La opción más natural es la piedra de alumbre (Potassium alum), cuya acción es igualmente eficaz y mucho más segura, en este caso su aplicación no cierra del todo los poros pero si crea una película sobre la piel que impide el crecimiento de las bacterias.

 

Los desodorantes antisépticos, no frenan la transpiración pero si logran erradicar las bacterias encargadas del mal olor. Los desodorantes comerciales contienen, entre otros, triclosán, un jabón antibacteriano muy cuestionado por sus efectos que alteran el organismo a nivel hormonal y además no respeta la flora bacteriana beneficiosa para el cuerpo. Tampoco es respetuoso con el medioambiente ya que no es biodegradable y llega a ríos y océanos de forma irremediable.

Si buscamos esta acción desde la vertiente más natural encontramos los aceites esenciales antisépticos, como la salvia y el romero e incluso substancias capaces de regular el equilibrio como algunas levaduras.

 

Se presentan para este fin en una solución con agua y alcohol diluido con lo que se aumenta su eficacia e higiene.

 

Infórmate y busca aquellos desodorantes que cumplan tus expectativas, probando nuevas soluciones puedes encontrar grandes ventajas.