La piel del rostro es la que quizás más cuidamos por el hecho de ser la más expuesta a los agentes externos y la más sensible, dónde vemos más reflejados los signos de la edad o de los cambios hormonales. Para cuidarla podemos encontrar la mejor crema facial del mercado pero poco nos servirá si la aplicación no es la correcta. A veces por desconocimiento o por las prisas no realizamos lo necesario para aprovechar todos los beneficios que nos puede aportar dicha crema.

La crema facial es el producto cosmético más consumido. Las mujeres tenemos claro que aunque la genética o la alimentación son claves en el bienestar de nuestra piel, una buena crema nos aporta los nutrientes e hidratación necesaria para poder lucir un rostro luminoso, hidratado al mismo tiempo que lo protegemos del sol y del envejecimiento.

No por usar la crema más cara o por ser la que nos han recomendado las amigas lograremos resultados visibles en poco tiempo. Deberíamos saber aplicarla correctamente evitando los errores más comunes que enumeramos a continuación:

Primer error: No limpiar el rostro antes de aplicar la crema.
Para que el producto realmente funcione y penetre como se espera, la piel tiene que estar limpia. Estamos acostumbradas a limpiarnos y desmaquillarnos la cara por la noche, pero sería también recomendable hacerlo por la mañana. Parece sorprendente pensar que por la noche nuestra piel también acumula suciedad, pero es así y por ello es bueno limpiarla con tónico o agua micelar también por la mañana antes de aplicar nuestra crema facial.

Segundo error: Usar demasiada cantidad de producto.
Lo ideal sería usar la cantidad justa para que la absorción sea rápida y realmente eficaz. Si cometemos el error de usar demasiada cantidad de crema taponaremos los poros provocando brillos indeseados. Es recomendable leer las instrucciones que todo crema facial debe llevar adjuntas.

Tercer error: Usar para el contorno de ojos el mismo producto que para el resto del rostro.
La piel que rodea los ojos es mucho más fina y delicada que la del resto de la cara. Suele, por ello, mostrar arrugas antes como por ejemplo las patas de gallo. Sería muy adecuado, a partir de los 25 años, usar un tratamiento específico para el contorno de ojos.

Cuarto error: Aplicar el producto frotando la piel.
Son muchas las personas que aplican con demasiada presión la crema facial. Lo conveniente sería realizar un suave masaje, procurando ir del centro hacía afuera en el rostro en general. En el contorno de ojos a la inversa, desde afuera hacia adentro; intentando llevar siempre un único sentido. Así mismo también se recomienda aplicar el producto dando ligeros toques con suavidad, evitando la presión excesiva.

Quinto error: Comprar nuestra crema en función de cómo le ha ido a otra persona.
Todas las pieles son distintas y tienen características totalmente diferentes. Lo que le ha ido muy bien a una persona no tiene porque irte bien a ti. Lo imprescindible para poder elegir bien una crema es conocer tu piel, a través de un diagnóstico personalizado, dejando que sea el experto quien te aconseje aquel producto que más se adapta a tus necesidades.

Sexto error: No aplicar el producto en el cuello y el escote.
Aunque en el mercado ya podemos encontrar productos específicos para estas zonas, nuestra crema facial ofrece también multitud de beneficios para estas partes que solemos olvidar. A medida que pasan los años en la zona del cuello y el escote se nota la falta de elasticidad, por ello conviene prevenir usando nuestra crema facial un poco más allá de lo que estamos acostumbradas.

Séptimo error: Usar el protector solar sólo en verano.
Es sabido que los rayos solares son muy perjudiciales para nuestra piel, siendo quizás una de las primeras causas del envejecimiento cutáneo. Por ello hay que elegir una crema que nos aporte protección en este sentido también en las épocas del año en las que parece que el sol no es tan dañino.

Octavo error: Perder la constancia en nuestro tratamiento.
Para poder ver reflejados óptimos resultados debemos ser constantes en las aplicaciones, realizando por la mañana y por la noche los rituales de limpieza y aplicación de forma diaria.

Noveno error: Pensar que somos demasiado jóvenes para empezar a aplicarnos cremas.
A partir de los 20 años o incluso antes si hay problemas cutáneos como el acné, es muy recomendable usar una crema hidratante por la mañana y por la noche. Pasados los 25 es bueno empezar con el tratamiento específico para el contorno de ojos y a los 30 seguir con los demás incorporando también una crema antiarrugas por la noche.
Está muestra de previsión y constancia nos permitirá alargar la aparición de signos de la edad en nuestro rostro.

Último error: Conformarnos con una buena hidratante, olvidando otros productos que nos ayudan de forma específica para lograr mejores resultados.
Es bueno conocer nuevos productos cosméticos que nos pueden aportar beneficios extra como el sérum, los aceites faciales…La crema hidratante debería ser nuestro tratamiento base, pero saber cómo complementarlo es ganar en eficacia y resultados visibles en poco tiempo.