Las dietas macrobióticas significan dietas de la larga vida por su rechazo a los alimentos procesados o adulterados. De esta manera, se van restringiendo los alimentos hasta llegar a una dieta basada principalmente por los cereales.
A pesar de que hay mucha gente que sigue este tipo de dietas por su base natural, los nutricionistas advierten de la necesidad de recibir un buen asesoramiento, por las carencias que puede producir en nuestro organismo si no se realiza de una forma correcta y equilibrada.

La dieta macrobiótica se basa en la milenaria medicina china y el budismo zen, que tienen como objetivo reequilibrar el cuerpo, tanto física como emocionalmente, y conectarlo con la naturaleza. Se trata de una perspectiva totalmente distinta al concepto de salud que conocemos y practicamos proponiendo un cambio en nuestro estilo de vida y en nuestra alimentación.
Los alimentos se clasifican en dos categorías: Yin y Yang. Entre ellos existe una armonía para lograr un absoluto bienestar físico y mental. Según la dieta macrobiótica, el objetivo a perseguir es encontrar el equilibro entre los alimentos yin, considerados pasivos, y los alimentos yang, considerados activos.

De esta manera, los alimentos yin son aquellos totalmente naturales que se relacionan con lo oscuro, la humedad y el frío. Entre ellos, podemos encontrar frutas, verduras, pescado, tofu… Aunque también hay ciertos alimentos que se considera que tienen un exceso de yin, como el azúcar, los dulces, el alcohol o las especias.
Por su parte, los alimentos yang son aquellos que se deben limitar pues son considerados secos, duros y cálidos ya que crecen en sitios secos y con mucha luz. Entre ellos, podemos encontrar los cereales integrales, pasta, legumbres… Y, como no, también hay alimentos que contienen exceso de yang como la carne, e café o los huevos.

Con todos estos principios claros, la macrobiótica propone lo siguiente: nos anima a seleccionar los alimentos naturales que consumimos según la estación del año y las necesidades de cada uno. De esta manera, eligiendo productos de origen natural, sin tóxicos, abonos, químicos i/o pesticidas, se considera que las personas aprenderemos a disfrutar y a degustar mucho más de las comidas.
Aunque como hemos dicho al principio, esta dieta es baja en vitaminas, minerales y proteínas por lo que si se decide empezar a comer bajo los principios de la macrobiótica, se debe tener asesoramiento profesional para asegurar que se aportan todos los nutrientes necesarios que el cuerpo necesita.