El sol, tan beneficioso y dañino a la vez. Imprescindible para sintetizar la vitamina D que nuestro cuerpo necesita, para mejorar nuestro sistema inmunológico e incidir positivamente en nuestro estado de ánimo, pero perjudicial en exceso. Con la llegada del verano y el buen tiempo, la exposición solar aumenta, y con ello sus beneficios pero también sus peligros.
Los medios y la continua información que recibimos nos ayuda cada día a ser más conscientes de lo perjudicial que puede llegar a ser la exposición solar cuando lo hacemos sin la adecuada protección. Pero hay que tener en cuenta que el sol no se toma únicamente en la playa, en los días de verano o vacaciones. El sol nos afecta durante todo el año, con mayor o menor intensidad, sobretodo en las partes más sensibles de nuestro cuerpo y que carecen de protección: el rostro, las manos y los brazos.
Los efectos nocivos de la exposición solar
Dermatólogos reconocidos han aportado datos muy interesantes en relación a este riesgo, detallando los efectos nocivos de la exposición solar:
- Uno de los factores que hace envejecer la piel de forma prematura es el exceso de sol sin protección, denominado fotoenvejecimiento.
- A causa de este foto envejecimiento los tejidos conectivos de la piel pierden su acción, por lo que se reduce la tersura y la elasticidad.
- Se pierde mucha densidad por lo que hay más predisposición a las arrugas profundas.
- Aparecen venitas de un color rojo intenso en las mejillas, nariz y orejas.
- Se produce la aparición temprana de manchas de color marrón claro, de diferentes tamaños y formas en las zonas descubiertas de tu cuerpo, envejeciendo el rostro y perdiendo la luminosidad y la uniformidad.
- También pueden aparecer manchas blancas en los brazos o las piernas.
- Y aunque todo esto es debido al foto envejecimiento, sin duda, el efecto más nocivo causado por el sol es el cáncer de piel, uno de los más peligrosos. Cáncer que se puede prevenir aumentando la precaución, la auto exploración y adquiriendo unos hábitos de protección frente a los rayos Ultravioleta de todos los tipos (UVA y UVB). Se podría entender mejor sabiendo que los rayos Ultravioleta (UV) llegan a la tierra de tres formas diferentes. Mientras los rayos UVC quedan bloqueados en la capa de ozono, los UVA y los UVB sí llegan a la tierra y son los que nos broncean, pero también los que nos afectan negativamente en la piel.
Por todo ello, es de vital importancia incorporar la protección solar en nuestra rutina diaria para cuidar nuestra salud y evitar el envejecimiento prematuro de nuestra piel. Pero, ¿sabes cómo escoger la protección solar adecuada?
¿Cómo elegir la protección solar adecuada?
Cada persona tiene unas características diferentes que la hacen única. En cuanto a la piel, hay consenso en diferenciar los tipos de piel en 6 tipologías diferentes:
Pieles tipo 1: Personas con la piel muy clara, generalmente con numerosas pecas o lunares. Pueden tener los ojos azules o claros y el cabello rubio o pelirrojo. No se pueden exponer al sol sin protección porque se queman. Estas personas siempre deben usar el factor de protección máximo, 50 SFP y vigilar especialmente las zonas más sensibles.
Pieles tipo 2: Personas con cabello rubio o castaño claro u oscuro, con la piel clara que se queman con facilidad y cuya piel tarda mucho en broncearse. También se recomienda un factor de protección alto que no baje nunca del 30 SFP.
Pieles tipo 3: Tienen la piel ligeramente oscura, un poco más resistente al sol que las anteriores aunque también se quema si su exposición al sol es prolongada. Puede adquirir un tono bronceado en verano pero debe tener precaución y utilizar un factor de protección mayor de 20.
Pieles tipo 4: Aunque no estén bronceadas las personas con este tipo de piel ya tienen una base ligeramente oscura. Suelen tener el cabello y los ojos entre castaños y negros. Su piel se pigmenta con facilidad y aunque pueden usar un factor de protección bajo, deberán aumentarlo sí van a exponerse al sol de forma prolongada.
Pieles tipo 5: Suelen ser personas de Oriente Próximo, norte de África o Ásia. Su piel es oscura y prácticamente nunca se queman. Pueden usar un factor de protección de menos de 10, pero sí van a estar expuestos al sol durante un tiempo prolongado deberán aumentar dicho factor a un mínimo de 30.
Pieles tipo 6: La piel negra característica de India, África o Australia, no se suele quemar y necesita unos cuidados mínimos frente al sol. Usando una crema con un factor bajo ya estará protegida.
En bebés y niños: Se recomienda que antes de los tres años los bebés no tomen el sol bajo ningún concepto. Su piel aún está en desarrollo por lo que es altamente sensible y está expuesta a los efectos dañinos del sol incluso usando protección. A partir de los 3 años, hay que tener especial precaución y utilizar siempre el factor más alto 50, utilizando cremas “efecto pantalla” junto a otras medidas como las gorras o sombreros y las gafas de sol. Aplicar cada dos horas la protección y evitar las horas de mayor radiación entre las 12 y las 16.
En el Institut Yvette Pons te ayudamos a descubrir cual es tu tipo de piel para encontrar la protección solar que mejor se adapta a ti. Una protección solar con la que te sientas totalmente a gusto, para que la incorpores a diario en tu rutina de belleza, para que te protejas durante todo el año y, en especial, en verano.
Este verano y siempre, disfruta de todos los beneficios del sol <3