Como pasa con la mayoría de cosméticos faciales, no todos los sérums son iguales ni se deberían usar para cualquier tipo de piel. Cada composición es específica y está pensada para generar un tipo concreto de efectos sobre la piel del rostro, el cuello y el escote.
Su principal característica es que se trata de tratamientos cosméticos con una elevada concentración. Su acción es más potente y efectiva que la de la crema hidratante. La textura de la mayoría de sérums es muy ligera y por ello su absorción es rápida y capaz de llegar a las capas más profundas de la dermis. Aunque es importante destacar que no deberían usarse solos, sobretodo en la rutina matinal, ya que no contienen protección frente a la acción de los rayos ultravioletas.
El orden más recomendado para mantener una rutina de belleza facial sería el siguiente:
En un primer lugar es bueno realizar una limpieza de la piel con un producto específico que aplicaremos de igual manera, masajeando, en el rostro, cuello y escote, posteriormente aplicar el tónico, encargado de equilibrar el Ph de la piel, aplicándolo mediante pequeños toques.
En este momento entra en juego el sérum cuyo efecto ayuda a potenciar el de la crema hidratante, aplicarlo también mediante toques siguiendo el siguiente orden: «Mejillas, nariz, frente, barbilla y óvalo facial».
Por último la crema hidratante concreta que hayamos escogido para nuestras necesidades: luminosidad, firmeza, manchas.. El efecto de esta crema se ve claramente beneficiado cuando se ha realizado correctamente todos los pasos anteriores.
Hay que seguir las instrucciones de aplicación de cada producto en concreto pero lo habitual es que sean necesarias tan sólo de 2 a 4 gotitas. Se puede usar dos veces al día pero si debemos escoger, preferentemente lo usaremos por la noche ya que su efecto interno es más eficaz en fase de regeneración celular.
El sérum se debe usar sobretodo a partir de los 30 años, ya que en esta edad aparecen los primeros signos de envejecimiento, y es cuando es ideal empezar a combatirlos. En ocasiones puede que haya que empezar a usarlo incluso antes por problemas de sequedad excesiva, tratamiento de manchas o acné.
En el mercado de la cosmetología existen varios tipos de sérums, específicos según su acción y composición:
Para tratar el exceso de sebo y equilibrar la dermis están los seboreguladores.
Para tratar las manchas cutáneas tanto faciales como en el escote y disminuir su coloración, los sérums despigmentantes.
Para lograr un efecto de firmeza inmediata y mantener este efecto en el tiempo, los reafirmantes. Si quieres un lifting instantáneo que te sorprenderá añade unas gotitas de este sérum a la base de maquillaje y aplícalo sobre el rostro con suaves toques.
Para una dosis extra de hidratación en el caso de piel seca, o para personas que trabajan en ambientes muy secos, los nutritivos.
Para compensar y controlar los signos de envejecimiento, como las arrugas y la flacidez, los sérums anti-aging.
A pesar de estos diferentes nombres, todos los sérums deberían cumplir con cuatro características básicas que los hacen efectivos:
1) Tener una composición altamente concentrada de ingredientes
2) Textura de fácil absorción que no deja película grasa
3) Los resultados deben ser inmediatos creando sinergia con los demás cosméticos
4) Por su acción y composición realizan una reparación profunda de la piel
Tras esta introducción sencilla de los sérums, puedes buscar a personas especializadas que te aconsejen cuál es el más adecuado para tus necesidades y probar aquél que te ayudará a completar, ofreciéndote resultados espectaculares, tu rutina de belleza facial.