Bajar de peso es una tarea que requiere de un gran esfuerzo. De hecho, a veces, todo el esfuerzo que hacemos no se compensa con el resultado que obtenemos. Y es que hay pequeños errores que son capaces de poner en riesgo todo el proceso.
Para evitar esto, se pueden seguir unas simples reglas que permiten alcanzar el éxito de una manera mucho más llevadera y sin tanto sufrimiento. Las claves principales son: realizar un ejercicio moderado, vigilar aquello que comemos, leer bien las etiquetas de los productos que compramos y consumir con moderación ciertos alimentos.
Además de estas claves, te presentamos algunos consejos que te ayudarán a verte y a sentirte mejor.
En primer lugar, es aconsejable tomar mucha agua. De hecho, los expertos siempre han recomendado consumir unos dos litros de agua al día o, lo que es lo mismo, unos ocho vasos diarios. Al margen de esta recomendación general, debemos añadir que tomar agua produce una sensación de saciedad sin incorporar calorías, convirtiéndose un aliado para aquellas personas que combaten los quilos de más. En este sentido, hay estudios que afirman que el agua, además de saciarnos, ayuda a perder peso ya que implica un mayor gasto energético.
Además de beber agua, es importante caminar media hora al día. Esto ayuda a mantenerse en forma y, a la vez, es una buena costumbre para mantener una buena salud cardiovascular y un buen movimiento de las articulaciones.
Como hemos comentado, es importante consumir con moderación ciertos alimentos. Pues bien, uno de ellos es el alcohol. Y es que las bebidas espirituosas aportan una gran cantidad de «calorías vacías», es decir, que engordan sin nutrir. Esto es debido a que el alcohol aporta mucha energía de golpe que, al no ser quemada de inmediato, se almacena en forma de grasa. Al consumir alcohol, éste genera dependencia, por lo que es un poco más difícil moderarse en este aspecto.
Otro punto importante es el mantener un control de las comidas. Es recomendable comer un mínimo de seis veces al día, respetando los horarios que nos fijemos. Además de las cuatro comidas ya estipuladas (desayuno, comida, merienda y cena) debemos integrar dos comidas más entremedio, denominadas colaciones, que consisten en comer una pieza de fruta, yogur… Esto es debido que, al ingerir alimentos, el organismo se activa y gasta calorías. De esta manera estaremos prácticamente todo el día quemando calorías y nuestro metabolismo estará siempre activo.
También es importante reducir las cantidades de aquellos alimentos que engordan más. Es decir, al preparar nuestro plato es recomendable usar acompañamientos como caldos o ensaladas y reducir la porción del plato principal. Los nutricionistas, por ejemplo, usan este truco para reducir porciones de alimentos como la carne o la pasta. En este sentido, también debemos evitar acompañar las comidas con pan, ya que en muchas ocasiones aporta más calorías que el mismo plato principal. Otro elemento que debemos reducir es el aceite. El aceite en una mesura cauta es bueno para la salud ya que sus grasas son necesarias para que el organismo funcione, pero tampoco debemos abusar de el.
Siguiendo con el tema de las calorías, debemos tener cuidado a la hora de comprar productos. Es muy importante leer bien las etiquetas de los productos para reconocer cuáles son los verdaderos alimentos «light» que ayudan a mantener el peso y cuáles no. De hecho, hay muchos ingredientes categorizados como «light», entendidos como productos que no engordan, pero que realmente son simplemente un variante de lo normal. ¡Observar las calorías que lleva cada uno es esencial! Aunque, ¡cuidado! Es importante ver que lleva cada alimento pero evitar las dietas extremas, ya que ingerir menos de 800 calorías diarias es perjudicial para la salud.
Seguro que si sigues estos sencillos pasos notarás una mejora y lograrás descender de peso mucho más rápidamente.