Envejecer es un hecho inevitable y, de momento, a pesar de los grandes esfuerzos de la comunidad científica, irreversible.  

¿Qué cuál es la buena noticia? La expectativa de vida se ha incrementado significativamente en los últimos años.

No obstante, como se suele decir, no siempre más es mejor. Si la calidad de vida no está en sintonía con los años que vivimos, no tiene mucho sentido. Por lo tanto, el objetivo es que no solo vivamos más, sino que vivamos mejor. 

Li-Huei Tsai, neurocientífica del prestigioso MIT (Massachusetts Institute of Technology) revelaba en una reciente entrevista que, por supuesto, es fundamental poner en práctica las recomendaciones de médicos y expertos de practicar ejercicio físico, ser social e intelectualmente activos y mantener una dieta saludable. Sin embargo, la parte más complicada es convertir todas estas prácticas en una rutina. Según afirma Tsai: «Si mantienes una rutina, lo haces». Esta es la única manera de mantener nuestro cerebro activo y, como consecuencia, joven. 

Es bien sabido que el estrés es una afección que aqueja a muchas personas en la sociedad moderna. En este sentido, el cortisol, también denominado como la hormona del estrés, juega un papel fundamental en nuestro cuerpo, ya que cumple múltiples funciones como regular los niveles de estrés, disminuir la inflamación y favorecer el correcto funcionamiento del sistema inmunológico, entre otras importantes funciones.

Pero, ¿qué sucede cuando el estrés se cronifica y los niveles de cortisol se mantienen siempre altos?

Esto equivale a decir que nuestro cuerpo está en un estado de alerta perenne y  afecta negativamente el funcionamiento adecuado de nuestro organismo. Mantenernos en un estado de estrés continuo no solo atenta contra nuestra salud mental sino también física.

Al alcance de nuestras manos está dar un giro radical a nuestro estilo de vida e implementar rutinas que nos hagan sentir bien, pero que, sobre todo, perduren en el tiempo. 

Fijarnos metas inalcanzables solo nos conducirá a abandonar todos esos buenos propósitos que habíamos ideado. A la hora de introducir nuevas actividades o hobbies, la clave está en ser sinceros con nosotros mismos y trabajar en la constancia. 

La primavera quizá sea el mejor momento para empezar a implementar nuevas rutinas que nos aporten salud, bienestar y belleza. ¿No te parece?